Un magnífico ensayo. A veces, estamos tan secuestrados por ideas, que precisamos que alguien abra las ventanas de nuestra celda ideológica para que entre aire renovado que, al menos, nos haga volver la cabeza y nos ayude a cuestionar lo que consideramos verdad absoluta. Gracias.
Estamos de acuerdo en lo que dices; sin embargo, lo fácil es criticar y lo difícil construir. La pregunta por tanto es qué podemos hacer los ciudadanos para mejorar la democracia, si es que eso es posible, porque cada vez tengo más claro que el mundo no tiene solución
Muchas gracias, Jorge, por la lectura y por tus palabras. No creo que "criticar" sea lo fácil y lo difícil construir. Más bien al revés, de ahí nuestros problemas. Solemos pasar por alto el examen y revisión básico de las estructuras de pensamiento y creencias que subyacen a nuestras instituciones, modos de conducta, ideales, etc. Con respecto a la democracia la primera tarea debe ser, creo, tener argumentos para contrarrestar toda la propaganda supremacista y plebéfoba (contraria a los intereses ciudadanos) que se ha montado alrededor de ella. Poder criticar la democracia en defensa de las mayorías, de la justicia, en contra del autoritarismo, etc. no sería poca cosa. Una vez hecho esto como sociedad, reformar nuestro sistema político (en realidad, un fundamentalismo religioso), al menos a nivel teórico, tampoco es tan complicado. Antes de la democracia moderna ha habido experiencias republicanas de diversa índole. Se trata de explorar en sus pros y contras modelos ya puestos en práctica, ideando formas originales que tengan en cuenta el desafío de un presente y un futuro novedosos con tecnologías que, de una manera u otra, nos globalizan pero también permiten cierta individualización y hasta espíritu comunitario disruptivo, como las derivadas de la Revolución Digital. Pero por decir algo concreto: el mantra de la división de poderes como garante de los derechos ciudadanos y muro en contra del abuso de poder ha hecho que se nos escapase que si para algo sirve la división de poderes es para blanquear este abuso de poder y el ataque a los derechos ciudadanos. Algo que habría que hacer de manera urgente, pero que curiosamente quizás se presentaría como anti-democrático, es prohibir la influencia abierta del filantrocapitalismo (Gates, Soros, Ortega, etc.) en las agendas estatales, además de terminar con la partitocracia y la mediocracia (¿cómo puede ser que financiemos con dinero público grandes cabeceras al servicio del poder que tienen menos lectores, por ejemplo, que muchos youtubers o medios de información alternativos?, ¿qué estamos intentando preservar?). Habría que crear también fórmulas que aminorasen el poder de las dinastías políticas, culturales, etc. que ejercen un poder déspota sobre el resto de la ciudadanía, aunque hacer esto es muy complicado y está sujeto a riesgos y a persecuciones políticas. El cambio debiera ser consecuencia de formas políticas más meritocráticas. Y, por supuesto, deberíamos pensar de otra manera la participación política, al margen de los partidos institucionalizados. Tengo la impresión de que el cambio en este sentido es irreversible. Así como la Revolución Digital ha producido periodismo ciudadano (Brownstone es un ejemplo) que contrarresta la pulsión totalitaria y controladora de lo digital, también debiera producir política ciudadana. De todas maneras, uno de los grandes problemas de la democracia está en sus formas de propiedad, estructuradas en base al binomio público/privado que se traga a la ciudadanía. Por ejemplo, la propiedad común o mancomunal (una conquista, en gran parte medieval, que resistió siglos) ha prácticamente desaparecido, y en donde se preserva no cumple ya su función. En otras palabras, alejémonos de quien traiga soluciones fáciles o teoremas a aplicar para un nuevo sistema político. Se trata de aplicar el sentido común y de huir de la defensa supersticiosa y atemorizada de estructuras políticas lesivas para la mayoría. Podríamos llamarle a esto “síndrome de Estocolmo de la democracia”.
Me pregunto dónde está la salida. Muy de acuerdo en que la democracia solo funciona como un ritual, en el que se simula durante algunos instantes la realidad de una creencia o de una idea que debemos asumir para pertenecer al juego, pero, cómo construimos la alternativa? En qué punto podemos vernos y encontrarnos, para liberar esa miseria?
Muchas gracias, Carlos. En la respuesta al comentario anterior hablo un poco de posibles alternativas o maneras de salir de la trampa de élites de la democracia. Pero en realidad, como siempre, el sentido común es lo más revolucionario. Y tanto la vida familiar, como el municipalismo (pero casi más la tradición municipalista medieval que se preserva, por ejemplo, en Galicia hasta hace relativamente poco que la tradición municipalista de élites ciudadano-veganas presuntamente bienintencionadas que en determinados lugares, tipo Compostela o Barcelona, se apropian del municipalismo). Paradójicamente, creo que la Revolución Digital supondrá también una revolución en nuestra manera de politizarnos que pudiera servir para contrarrestar el centralismo intrínseco a la democracia y su afán homogeneizador, temeroso de la política.
Totalmente de acuerdo en lo que dices. Seguramente, mi frase, lo fácil es criticar lo difícil construir no ha sido la más apropiada. Lo que quiero decir es que una cosa es la teoría y otra la realidad, y esta es muy pero que muy cruda, Además de que el conflicto es inherente a la convivencia
Personalmente, no creo que el mundo tenga solución por una razón muy simple: el ser humano. Asimismo, y sin perjuicio de que haya podido haber períodos mejores en la historia de la humanidad -algo en mi opinión imposible de probar- problemas ha habido hay y seguirá habiendo por los siglos de los siglos amén. Ya sabes: el poder corrompe y el poder absoluto, absolutamente. La prueba de ello es la “plandemia” que hemos vivido. Todas las mentiras que se nos dijeron se han demostrado que efectivamente eran mentiras. ¿Puedes decirme qué medio de comunicación y/o ente público o político ha entonado no ya el mea culpa siquiera reconocido que estaban equivocados? Todo lo contrario, se sigue afirmando que gracias a las medidas adoptadas y sobretodo a las vacunas no murieron más gente, cuando es justamente todo lo contrario. Y qué me dices de las coacciones que hubo para vacunarse que, conviene recordar, es un delito tipificado en el Código Penal. Para tu información, te diré que, a principios de este mismo año, el TC autorizó a una residencia a vacunar de la Covid- a un residente a pesar de la oposición de su hijo que además era su tutor. El argumento central de la sentencia es un resumen de lo que te comento: Los beneficios de la vacuna son superiores a los riesgos. Si ya durante la “plandemia” no tenía sentido vacunar, mucho menos una vez terminada esta. Tú mismo
El problema del mundo no es la ignorancia de la gente, sino que no quieren saber
¿Quiere esto decir que no hay que hacer nada? No. Sino que incluso haciendo el mundo no cambará. Aunque probablemente sería peor si no hiciéramos nada
Un saludo cordial
PD. Por cierto. Browstone lo leen cuatro gatos, como suele decirse. Y porsupuesto se le etiqueta de derechas
Un magnífico ensayo. A veces, estamos tan secuestrados por ideas, que precisamos que alguien abra las ventanas de nuestra celda ideológica para que entre aire renovado que, al menos, nos haga volver la cabeza y nos ayude a cuestionar lo que consideramos verdad absoluta. Gracias.
Querido David
Estamos de acuerdo en lo que dices; sin embargo, lo fácil es criticar y lo difícil construir. La pregunta por tanto es qué podemos hacer los ciudadanos para mejorar la democracia, si es que eso es posible, porque cada vez tengo más claro que el mundo no tiene solución
Saludos
Muchas gracias, Jorge, por la lectura y por tus palabras. No creo que "criticar" sea lo fácil y lo difícil construir. Más bien al revés, de ahí nuestros problemas. Solemos pasar por alto el examen y revisión básico de las estructuras de pensamiento y creencias que subyacen a nuestras instituciones, modos de conducta, ideales, etc. Con respecto a la democracia la primera tarea debe ser, creo, tener argumentos para contrarrestar toda la propaganda supremacista y plebéfoba (contraria a los intereses ciudadanos) que se ha montado alrededor de ella. Poder criticar la democracia en defensa de las mayorías, de la justicia, en contra del autoritarismo, etc. no sería poca cosa. Una vez hecho esto como sociedad, reformar nuestro sistema político (en realidad, un fundamentalismo religioso), al menos a nivel teórico, tampoco es tan complicado. Antes de la democracia moderna ha habido experiencias republicanas de diversa índole. Se trata de explorar en sus pros y contras modelos ya puestos en práctica, ideando formas originales que tengan en cuenta el desafío de un presente y un futuro novedosos con tecnologías que, de una manera u otra, nos globalizan pero también permiten cierta individualización y hasta espíritu comunitario disruptivo, como las derivadas de la Revolución Digital. Pero por decir algo concreto: el mantra de la división de poderes como garante de los derechos ciudadanos y muro en contra del abuso de poder ha hecho que se nos escapase que si para algo sirve la división de poderes es para blanquear este abuso de poder y el ataque a los derechos ciudadanos. Algo que habría que hacer de manera urgente, pero que curiosamente quizás se presentaría como anti-democrático, es prohibir la influencia abierta del filantrocapitalismo (Gates, Soros, Ortega, etc.) en las agendas estatales, además de terminar con la partitocracia y la mediocracia (¿cómo puede ser que financiemos con dinero público grandes cabeceras al servicio del poder que tienen menos lectores, por ejemplo, que muchos youtubers o medios de información alternativos?, ¿qué estamos intentando preservar?). Habría que crear también fórmulas que aminorasen el poder de las dinastías políticas, culturales, etc. que ejercen un poder déspota sobre el resto de la ciudadanía, aunque hacer esto es muy complicado y está sujeto a riesgos y a persecuciones políticas. El cambio debiera ser consecuencia de formas políticas más meritocráticas. Y, por supuesto, deberíamos pensar de otra manera la participación política, al margen de los partidos institucionalizados. Tengo la impresión de que el cambio en este sentido es irreversible. Así como la Revolución Digital ha producido periodismo ciudadano (Brownstone es un ejemplo) que contrarresta la pulsión totalitaria y controladora de lo digital, también debiera producir política ciudadana. De todas maneras, uno de los grandes problemas de la democracia está en sus formas de propiedad, estructuradas en base al binomio público/privado que se traga a la ciudadanía. Por ejemplo, la propiedad común o mancomunal (una conquista, en gran parte medieval, que resistió siglos) ha prácticamente desaparecido, y en donde se preserva no cumple ya su función. En otras palabras, alejémonos de quien traiga soluciones fáciles o teoremas a aplicar para un nuevo sistema político. Se trata de aplicar el sentido común y de huir de la defensa supersticiosa y atemorizada de estructuras políticas lesivas para la mayoría. Podríamos llamarle a esto “síndrome de Estocolmo de la democracia”.
Me pregunto dónde está la salida. Muy de acuerdo en que la democracia solo funciona como un ritual, en el que se simula durante algunos instantes la realidad de una creencia o de una idea que debemos asumir para pertenecer al juego, pero, cómo construimos la alternativa? En qué punto podemos vernos y encontrarnos, para liberar esa miseria?
Muchas gracias, Carlos. En la respuesta al comentario anterior hablo un poco de posibles alternativas o maneras de salir de la trampa de élites de la democracia. Pero en realidad, como siempre, el sentido común es lo más revolucionario. Y tanto la vida familiar, como el municipalismo (pero casi más la tradición municipalista medieval que se preserva, por ejemplo, en Galicia hasta hace relativamente poco que la tradición municipalista de élites ciudadano-veganas presuntamente bienintencionadas que en determinados lugares, tipo Compostela o Barcelona, se apropian del municipalismo). Paradójicamente, creo que la Revolución Digital supondrá también una revolución en nuestra manera de politizarnos que pudiera servir para contrarrestar el centralismo intrínseco a la democracia y su afán homogeneizador, temeroso de la política.
Querido David.
Totalmente de acuerdo en lo que dices. Seguramente, mi frase, lo fácil es criticar lo difícil construir no ha sido la más apropiada. Lo que quiero decir es que una cosa es la teoría y otra la realidad, y esta es muy pero que muy cruda, Además de que el conflicto es inherente a la convivencia
Personalmente, no creo que el mundo tenga solución por una razón muy simple: el ser humano. Asimismo, y sin perjuicio de que haya podido haber períodos mejores en la historia de la humanidad -algo en mi opinión imposible de probar- problemas ha habido hay y seguirá habiendo por los siglos de los siglos amén. Ya sabes: el poder corrompe y el poder absoluto, absolutamente. La prueba de ello es la “plandemia” que hemos vivido. Todas las mentiras que se nos dijeron se han demostrado que efectivamente eran mentiras. ¿Puedes decirme qué medio de comunicación y/o ente público o político ha entonado no ya el mea culpa siquiera reconocido que estaban equivocados? Todo lo contrario, se sigue afirmando que gracias a las medidas adoptadas y sobretodo a las vacunas no murieron más gente, cuando es justamente todo lo contrario. Y qué me dices de las coacciones que hubo para vacunarse que, conviene recordar, es un delito tipificado en el Código Penal. Para tu información, te diré que, a principios de este mismo año, el TC autorizó a una residencia a vacunar de la Covid- a un residente a pesar de la oposición de su hijo que además era su tutor. El argumento central de la sentencia es un resumen de lo que te comento: Los beneficios de la vacuna son superiores a los riesgos. Si ya durante la “plandemia” no tenía sentido vacunar, mucho menos una vez terminada esta. Tú mismo
El problema del mundo no es la ignorancia de la gente, sino que no quieren saber
¿Quiere esto decir que no hay que hacer nada? No. Sino que incluso haciendo el mundo no cambará. Aunque probablemente sería peor si no hiciéramos nada
Un saludo cordial
PD. Por cierto. Browstone lo leen cuatro gatos, como suele decirse. Y porsupuesto se le etiqueta de derechas