Lanzar bombas a hospitales, asesinar primero a periodistas y médicos (los que cuentan, los que curan), bombardear a los niños, poner trampas mortales a los hambrientos (El juego del calamar, atroz versión del desierto). Y millones de cómplices en la estela de un dios que resultó ser demonio. ¿Qué hicisteis?, les preguntarán hijos y nietos (¿o habrá un silencio de hielo como el que inundó Alemania?) ¿Qué hicimos?, se preguntarán a sí mismos al dejar este cuerpo.
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Preguntarán
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Lanzar bombas a hospitales, asesinar primero a periodistas y médicos (los que cuentan, los que curan), bombardear a los niños, poner trampas mortales a los hambrientos (El juego del calamar, atroz versión del desierto). Y millones de cómplices en la estela de un dios que resultó ser demonio. ¿Qué hicisteis?, les preguntarán hijos y nietos (¿o habrá un silencio de hielo como el que inundó Alemania?) ¿Qué hicimos?, se preguntarán a sí mismos al dejar este cuerpo.