El nuevo plan europeo pasa por lavar cerebros mediante eventos como Eurovisión con el fin de hacernos creer el mantra protestante-sionista: Rusia y Palestina son bárbaros y agresores al mismo nivel.
Ya sé que está de moda decir eso en los medios anglo-americanos. Es otro síntoma de la 'deconstruction' del conocimiento.
Pero lo que no sé es cuál Biblia los partidarios de este nuevo intento de ahogar a la historia están leyendo (aunque es mucho más probable que que no la lean o la hayan leído).
Jesús era judío de principio a fin y lo sigue siendo. Sin él, La Tora (la Ley de Moisés) en el Antiguo Testamento, y en el nuevo no tienen sentido. Y eso sin contar todas las profecías que anuncian la llegada y el reino del Mesías en la escritura judía tanto bíblica como en sus comentarios.
Lo que es más, el Islam tampoco puede existir sin sus bases judaico-cristianas.
Decir que algo no es cierto o que no existe no legitimiza el hecho mismo. Especialmente cuando toda la historia da fe de lo contrario.
También está de moda mezclar la fe con la religión de las élites y al mismo tiempo, con la política. Esa moda ha persistido durante siglos pero no tiene nada que ver con la fe cristiana (ni con la judía). Si alguien no está de acuerdo con eso... que lea la Biblia.
Creo que lo mejor es dejar de ver el Festival de Eurovision, a no ser que uno lo vea solo para referirse a él y criticarlo.
Cualquier crítica es susceptible de que se le vayan añadiendo ingredientes indefinidamente, ya que en esa caja de Pandora cabe de todo y todo lo que uno quiera.
Las modas de todo tipo, los principios las afinidades cambian y lo hacen cada vez más rápido, no conviene asustarse; todo es efímero aunque sea impuesto y uno puede adherirse o no, o hacerlo aveces o cuándo convenga, o reivindicarlas con toda nuestra energía y convencimiento. A nadie le importa, puede que no le importe ni siquiera a uno mismo.
El Festival de Eurovision es lo que es, no ha cambiado.
No entiendo la razón por la que se sigue participando si lo que uno quiere es señalar un mensaje contundente.
Es un club y se comporta como tal y los millones de personas que lo ven, generan millones para la causa.
Era una niña de 10 años cuando Masiel ganó el festival y me llevé, una alegría inmensa, vaya como la admiraba!. Ignoraba, aún habiéndolo escuchado, que Serrat que era el tenía que haber ido, había sido censurado. Curiosa forma infantil de interpretar la censura y la propaganda de quien nos gobernaba!. La censura que señalaba y excluía al que opinaba otra cosa.
Antes quizás la niñez me disculpaba. Ahora no, por más sutileza utilizada.
Ojalá pudiera volver a ver todo con la ingenuidad de mi niñez y al mismo tiempo con la cuestionable coherencia que pueda esperarme de mi, ahora.
Esto no es un artículo, es un exorcismo reaccionario con pretensiones de crítica cultural. Todo le sobra: el lenguaje, el tono, la paranoia. Lo de siempre, pero barnizado con referencias a Zweig, Kirk Douglas y “mi amiga la monjita liberal arrepentida”, como si eso bastara para ocultar lo que en realidad es: un panfleto confuso, hinchado de complejo civilizatorio y resentimiento disfrazado de resistencia.
Se habla de Eurovisión como si fuera una operación de ingeniería espiritual dirigida por un eje protestante-sionista, como si la existencia de Israel o la visibilidad LGTB+ formaran parte de un plan para descomponer el alma de Europa. A eso le llama análisis. En realidad es puro desahogo, disfrazado de ensayo.
Quizás (solo quizás) el autor quiso escribir una pieza irónica, con varios niveles de lectura. En ese caso, falla olímpicamente. Porque lo que queda no es sátira, sino ansiedad cultural empaquetada en lenguaje de cruzada. Y sí, hay antisemitismo, por mucho que lo camufle entre referencias a Espartaco y al “hombre armenio” como restaurador de Occidente. Antisemitismo de viejo cuño, pulido con barniz académico y servido como si fuera teoría política.
Está claro que esta publicación no es para mí. Buenos días y adiós.
Estimado Francisco, muchas gracias por su lectura y comentario. Le respondo en lo relativo a la acusación de antisemitismo. Como sabrá Ud. los antisemitas no necesitan esconderse. Es usted libre, claro, de poner la etiqueta que quiera pero si algo recuerda al nazismo es esa necesidad de marcar a quien piense distinto a Ud. Por otra parte, en mi artículo no se discute en ningún momento el derecho de Israel a existir. Lo que se denuncia es que Israel necesite un espacio vital o "lebensraum" para sobrevivir, y que pretenda conseguir este, como el III Reich, a fuerza de exterminar a sus vecinos mediante la promoción de una islamofobia que no parece preocuparle. Es claro el consenso internacional, a nivel de instituciones poco sospechosas de situarse fuera del status quo, en lo relativo a considerar las acciones de Israel contra la población Palestina como crímenes de guerra. No entiendo muy bien qué es lo que le escandaliza. Por último, aclararle que comparar modelos civilizatorias nada tiene que ver con complejos. La concepción protestante de la predestinación está muy presente en el "Destino Manifiesto" que vienen reclamando como derecho divino distintos presidentes en los dos últimos siglos, siendo el último de ellos Donald Trump en la jura de su cargo, como base de un derecho de conquista y predominio sobre otros pueblos. De la misma manera, Netanyahu alude continuamente a la Torah para justificar sus acciones de gobernante de un pueblo elegidos. Estas características de pueblo elegido son defendidas abiertamente por la cultura sionista-protestante hegemónica hoy en día. No es un análisis mío. Ellos están orgullosos de defender que esto sea así. Lo único que yo digo es que las coordenadas civilizatorias católico-ortodoxas son muy diferentes y radicalmente igualitarias, algo que espantará, imagino, a protestantes-sionistas. Piense, si no lo ve claro, que la nación americana nace de un genocidio indígena que obedece a esta lógica del "Destino Manifiesto". El igualitarismo no es una doctrina universal y aunque yo, en parte por mis coordenadas culturales, me declaro igualitario como católico, entiendo que no todas las culturas vean como idóneo este modelo.
"no existe ninguna civilización judeo-cristiana."
Ya sé que está de moda decir eso en los medios anglo-americanos. Es otro síntoma de la 'deconstruction' del conocimiento.
Pero lo que no sé es cuál Biblia los partidarios de este nuevo intento de ahogar a la historia están leyendo (aunque es mucho más probable que que no la lean o la hayan leído).
Jesús era judío de principio a fin y lo sigue siendo. Sin él, La Tora (la Ley de Moisés) en el Antiguo Testamento, y en el nuevo no tienen sentido. Y eso sin contar todas las profecías que anuncian la llegada y el reino del Mesías en la escritura judía tanto bíblica como en sus comentarios.
Lo que es más, el Islam tampoco puede existir sin sus bases judaico-cristianas.
Decir que algo no es cierto o que no existe no legitimiza el hecho mismo. Especialmente cuando toda la historia da fe de lo contrario.
También está de moda mezclar la fe con la religión de las élites y al mismo tiempo, con la política. Esa moda ha persistido durante siglos pero no tiene nada que ver con la fe cristiana (ni con la judía). Si alguien no está de acuerdo con eso... que lea la Biblia.
Creo que lo mejor es dejar de ver el Festival de Eurovision, a no ser que uno lo vea solo para referirse a él y criticarlo.
Cualquier crítica es susceptible de que se le vayan añadiendo ingredientes indefinidamente, ya que en esa caja de Pandora cabe de todo y todo lo que uno quiera.
Las modas de todo tipo, los principios las afinidades cambian y lo hacen cada vez más rápido, no conviene asustarse; todo es efímero aunque sea impuesto y uno puede adherirse o no, o hacerlo aveces o cuándo convenga, o reivindicarlas con toda nuestra energía y convencimiento. A nadie le importa, puede que no le importe ni siquiera a uno mismo.
El Festival de Eurovision es lo que es, no ha cambiado.
No entiendo la razón por la que se sigue participando si lo que uno quiere es señalar un mensaje contundente.
Es un club y se comporta como tal y los millones de personas que lo ven, generan millones para la causa.
Era una niña de 10 años cuando Masiel ganó el festival y me llevé, una alegría inmensa, vaya como la admiraba!. Ignoraba, aún habiéndolo escuchado, que Serrat que era el tenía que haber ido, había sido censurado. Curiosa forma infantil de interpretar la censura y la propaganda de quien nos gobernaba!. La censura que señalaba y excluía al que opinaba otra cosa.
Antes quizás la niñez me disculpaba. Ahora no, por más sutileza utilizada.
Ojalá pudiera volver a ver todo con la ingenuidad de mi niñez y al mismo tiempo con la cuestionable coherencia que pueda esperarme de mi, ahora.
Esto no es un artículo, es un exorcismo reaccionario con pretensiones de crítica cultural. Todo le sobra: el lenguaje, el tono, la paranoia. Lo de siempre, pero barnizado con referencias a Zweig, Kirk Douglas y “mi amiga la monjita liberal arrepentida”, como si eso bastara para ocultar lo que en realidad es: un panfleto confuso, hinchado de complejo civilizatorio y resentimiento disfrazado de resistencia.
Se habla de Eurovisión como si fuera una operación de ingeniería espiritual dirigida por un eje protestante-sionista, como si la existencia de Israel o la visibilidad LGTB+ formaran parte de un plan para descomponer el alma de Europa. A eso le llama análisis. En realidad es puro desahogo, disfrazado de ensayo.
Quizás (solo quizás) el autor quiso escribir una pieza irónica, con varios niveles de lectura. En ese caso, falla olímpicamente. Porque lo que queda no es sátira, sino ansiedad cultural empaquetada en lenguaje de cruzada. Y sí, hay antisemitismo, por mucho que lo camufle entre referencias a Espartaco y al “hombre armenio” como restaurador de Occidente. Antisemitismo de viejo cuño, pulido con barniz académico y servido como si fuera teoría política.
Está claro que esta publicación no es para mí. Buenos días y adiós.
Estimado Francisco, muchas gracias por su lectura y comentario. Le respondo en lo relativo a la acusación de antisemitismo. Como sabrá Ud. los antisemitas no necesitan esconderse. Es usted libre, claro, de poner la etiqueta que quiera pero si algo recuerda al nazismo es esa necesidad de marcar a quien piense distinto a Ud. Por otra parte, en mi artículo no se discute en ningún momento el derecho de Israel a existir. Lo que se denuncia es que Israel necesite un espacio vital o "lebensraum" para sobrevivir, y que pretenda conseguir este, como el III Reich, a fuerza de exterminar a sus vecinos mediante la promoción de una islamofobia que no parece preocuparle. Es claro el consenso internacional, a nivel de instituciones poco sospechosas de situarse fuera del status quo, en lo relativo a considerar las acciones de Israel contra la población Palestina como crímenes de guerra. No entiendo muy bien qué es lo que le escandaliza. Por último, aclararle que comparar modelos civilizatorias nada tiene que ver con complejos. La concepción protestante de la predestinación está muy presente en el "Destino Manifiesto" que vienen reclamando como derecho divino distintos presidentes en los dos últimos siglos, siendo el último de ellos Donald Trump en la jura de su cargo, como base de un derecho de conquista y predominio sobre otros pueblos. De la misma manera, Netanyahu alude continuamente a la Torah para justificar sus acciones de gobernante de un pueblo elegidos. Estas características de pueblo elegido son defendidas abiertamente por la cultura sionista-protestante hegemónica hoy en día. No es un análisis mío. Ellos están orgullosos de defender que esto sea así. Lo único que yo digo es que las coordenadas civilizatorias católico-ortodoxas son muy diferentes y radicalmente igualitarias, algo que espantará, imagino, a protestantes-sionistas. Piense, si no lo ve claro, que la nación americana nace de un genocidio indígena que obedece a esta lógica del "Destino Manifiesto". El igualitarismo no es una doctrina universal y aunque yo, en parte por mis coordenadas culturales, me declaro igualitario como católico, entiendo que no todas las culturas vean como idóneo este modelo.