El Israel que conocemos ha de desaparecer, y que esta enunciación no implica que quienes allí han nacido o residen deban irse. Lo que implica es mirar de frente la memoria histórica, hacer justicia, reparar. Lo que implica es que es imposible sostener la ficción de que pueda existir una sociedad democrática y próspera basada en la exclusión racista de una gran parte de la población.
El problema no son los niños asesinados, ellos son solo la muestra cotidiana de hasta dónde puede llegar el sionismo. Las niñas desmembradas son las hijas de un pueblo que no tendrá paz hasta que Israel, como es actualmente, deje de existir. El sueño de prosperidad y democracia sobre la tierra de otros se acabó. El sueño de modernidad e igualdad, mientras del otro lado del checkpoint, del muro, del Mediterráneo, o del Río Grande, la gente sufre sin futuro, ya no se sostiene. Israel es solo la vanguardia de un privilegio que ya solo se puede defender con fascismo. S. Babiker
"Acallando el malestar de nuestra progresiva degeneración moral, los palestinos nos hacen buenos a todos. Al menos en este sentido, seguimos utilizando a Hamás como el terrorismo execrable que justifica el nuestro, esta batalla justa, masiva y democrática contra las tinieblas. Ni siquiera los niños de Gaza son personas, sino alimañanas de la noche."
La historia del siglo 20 y lo que va del siglo 21 que conocemos bien, nos enfoca claramente a la realidad de una humanidad que no es humana. 'Barbarie' es el término adecuado y, al tiempo, inextinguible que nos caracteriza.
Pero también tenemos experiencia en cuestión de creencias e ideologías que quisieran implantarse por la fuerza y de que manera, tarde o temprano, los mismos pueblos que las sufren tienen y tendrán que deshacerse de ellas.
El curso es terrible y sufrido pero la realidad no cambia. Todos sabemos bien como cambiarla pero no queremos deshacernos de la comodidad y el 'espectacionismo' al que ya estamos bien acostumbrados y que no intercambiamos más que por palabras, antojos, y suspiros de terror.
El pueblo que vive en Israel deberá deshacerse de sus líderes y hasta que eso ocurra, tanto en Israel, en Gaza, en Sudán, en Yemen, en Corea del Norte, en Irán como en Rusia (entre otros) las cosas no cambiarán, o cambiarán poco "que no es lo mismo pero es igual".
Después de leer esto he dado por casualidad con el apartado "La época de la culpabilidad absoluta" en "La teoría del Bloom". Somos responsables de nuestra irresponsabilidad....
Creo que ya hace mucho que nuestras formas de entretenimiento pasan por disfraces de compromiso que nos permiten seguir con cañas y retórica nuestra vida acomodada. He visto hace poco Limonov, película basada en la novela de Emmanuel Carrère -escritor incómodo para espíritus anestesiados-. En una escena, situada en los años 70, Limonos se encuentra con una concentración de apoyo a Palestina. Se interesa y lo invitan a asistir a una reunión. Él toma una piedra y dice "Iré preparado". La chica con la que dialoga le responde "Oh, no! Eso no lo necesitas". El hombre se queda extrañado y pregunta que qué hacen. Le contestan que discutir y hacer propuestas. "Y después?", insiste. "Después hacemos otra manifestación". "Y después?". "Otra asamblea". Limonov se va y se olvida de esa gente, con bastante lógica, en mi opinión.
El Israel que conocemos ha de desaparecer, y que esta enunciación no implica que quienes allí han nacido o residen deban irse. Lo que implica es mirar de frente la memoria histórica, hacer justicia, reparar. Lo que implica es que es imposible sostener la ficción de que pueda existir una sociedad democrática y próspera basada en la exclusión racista de una gran parte de la población.
El problema no son los niños asesinados, ellos son solo la muestra cotidiana de hasta dónde puede llegar el sionismo. Las niñas desmembradas son las hijas de un pueblo que no tendrá paz hasta que Israel, como es actualmente, deje de existir. El sueño de prosperidad y democracia sobre la tierra de otros se acabó. El sueño de modernidad e igualdad, mientras del otro lado del checkpoint, del muro, del Mediterráneo, o del Río Grande, la gente sufre sin futuro, ya no se sostiene. Israel es solo la vanguardia de un privilegio que ya solo se puede defender con fascismo. S. Babiker
"Acallando el malestar de nuestra progresiva degeneración moral, los palestinos nos hacen buenos a todos. Al menos en este sentido, seguimos utilizando a Hamás como el terrorismo execrable que justifica el nuestro, esta batalla justa, masiva y democrática contra las tinieblas. Ni siquiera los niños de Gaza son personas, sino alimañanas de la noche."
La historia del siglo 20 y lo que va del siglo 21 que conocemos bien, nos enfoca claramente a la realidad de una humanidad que no es humana. 'Barbarie' es el término adecuado y, al tiempo, inextinguible que nos caracteriza.
Pero también tenemos experiencia en cuestión de creencias e ideologías que quisieran implantarse por la fuerza y de que manera, tarde o temprano, los mismos pueblos que las sufren tienen y tendrán que deshacerse de ellas.
El curso es terrible y sufrido pero la realidad no cambia. Todos sabemos bien como cambiarla pero no queremos deshacernos de la comodidad y el 'espectacionismo' al que ya estamos bien acostumbrados y que no intercambiamos más que por palabras, antojos, y suspiros de terror.
El pueblo que vive en Israel deberá deshacerse de sus líderes y hasta que eso ocurra, tanto en Israel, en Gaza, en Sudán, en Yemen, en Corea del Norte, en Irán como en Rusia (entre otros) las cosas no cambiarán, o cambiarán poco "que no es lo mismo pero es igual".
Después de leer esto he dado por casualidad con el apartado "La época de la culpabilidad absoluta" en "La teoría del Bloom". Somos responsables de nuestra irresponsabilidad....
Creo que ya hace mucho que nuestras formas de entretenimiento pasan por disfraces de compromiso que nos permiten seguir con cañas y retórica nuestra vida acomodada. He visto hace poco Limonov, película basada en la novela de Emmanuel Carrère -escritor incómodo para espíritus anestesiados-. En una escena, situada en los años 70, Limonos se encuentra con una concentración de apoyo a Palestina. Se interesa y lo invitan a asistir a una reunión. Él toma una piedra y dice "Iré preparado". La chica con la que dialoga le responde "Oh, no! Eso no lo necesitas". El hombre se queda extrañado y pregunta que qué hacen. Le contestan que discutir y hacer propuestas. "Y después?", insiste. "Después hacemos otra manifestación". "Y después?". "Otra asamblea". Limonov se va y se olvida de esa gente, con bastante lógica, en mi opinión.